sábado, 26 de marzo de 2011

Las escuelas -- La Torre


El edificio conocido por La Torre era en realidad una escuela, pero durante el tiempo que vivi en San Andrés nunca la vi cumpliendo su función como tal,bueno,miento, el ultimo año de mi estancia alli se iniciaron las clases para niños y niñas ya que habia dos grandes aulas. Todo el tiempo que estuvo cerrado,sirvió como lugar de encuentro para todos los crios que vivianos próximos al edificio y que formabamos la pandilla de La Torre, rivales de la Villa Arriba que la formaban los que vivian por el puente de la carretera de Taganana y la Villa Abajo, compuesta por los que vivian próximos a la playa,
     También a su alrededor  giraban la mayoria de los juegos habituales y hasta el propio edificio era partícipe de nuestros juegos.                        


            Toda la construcción estaba rodeada por un parterre  plantado con diversas  plantas ornamentales de las que destacaban una grandes matas de margaritas, cañas indias y sobre todo, varios grupos de” malvas locas”  que daban unas grandes flores de variados colores que las usabamos para cazar hermosos abejorros que acudian a libar el dulce nectar de sus pistilos.Cuando un abejorro se posaba dentro de la flor te acercabas con cuidado. Mientras el insecto  estaba absorto en su trabajo, cerrabas rápidamente los grandes pétalos de la flor quedando atrapado  el pobre animal . Tenias que tener mucho cuidado  como cogias la flor porque dentro, el abejorro se debatia por salir haciendo un fuerte zumbido.
Fotos flores cedidas por : Toti c  
En alguna ocasión su aguijón traspasaba el pétalo floral  clavándotelo en un dedo y al momento  te producia una reacción local con enrojecimiento   y picor en la zona de la picadura y poco mas tarde sentias un fuerte dolor  a la vez que el dedo se engordaba  por la inflamación. Menos mal que teniamos un  remedio  infalible para amortiguar el escozor y evitar  que la hinchazón progresara. Consistia en orinarte la parte dañada (toda la mano) y mantener la orina el mas tiempo posible para permitir, que el amoniaco  contenido en ella, ejerciera eficazmente la funcion de un  antihistamínico. El remedio funcionaba y aliviaba el picor y el dolor, aunque el malestar y la hinchazón, no desaparecia del todo hasta pasado un par de dias. A pesar de este inconveniente,seguiamos cazando abejorros. Aunque a veces éramos nosotros los cazados, porque cuando estábamos mas enfrascados entre las plantas  detrás de algún abejorro, aparecia el guardia  sr.Valerio con su porra y  salíamos a escape antes que nos pillara .

               Otro uso del colegio La Torre era cuando jugábamos a “los Hermanitos”. Consistia en hacer dos grupos, más o menos equilibrados de edad y posibilidades físicas, escogidos por los dos mas mayores, que en este caso ,eran mi hermano “Panchín” y Zenón, hijo mayor del “Currillo”. El resto de la pandilla: Pepito …… Morales, nieto de Lucia  Morales,  José, Goyito, Ezequiel y Momo  los “Peinador”, Ignacito Baute España,  Pascasio, hermano de Zenón, José  el “Cachirule” , Antonio  Baldeón, primo de los Baldeón del circo,  José Victor Marrero, Pancho,  creo que Morales, hijo de Ramón el de la tienda y Aguedita, Orlando, Crispin,  Roque y un largo etc.  nos alternábamos   cuando compartiamos juegos y travesuras,  y cuando lo haciamos a  la pelota  o como ahora, a “los Hermanitos”, nos distribuian entre ambos equipos. Se echaba suerte a ver que grupo tenía que perseguir al otro y hacerlo prisionero. A medida que se iban cogiendo a  los del otro grupo, se llevaban a la “carcel”  donde quedaban retenidos en espera que algún compañero viniera a salvarles. Para evitarlo, se quedaban dos o trés de guardia  porque si venian algun compañero de los que estaban presos y los tocaba con la mano, quedaban libres hasta que nuevamente fueran cogidos, y asi hasta tenerlos presos a todos, El llamarse al juego “los Hermanitos” era por estar todos los “presos” cogidos de la mano (como los hermanos)  formando una larga cadena para facilitar el “toque”el compañero que viniera corriendo a salvarles esquivando a los guardianes. Todo el juego se desarrollaba alrededor del colegio, escondiéndonos entre las matas  y  corriendo por  las calles adyacentes,
                        En el  lateral  izqdo. del colegio, existia una escalera de madera que subía a la azotea donde se situaba la torreta con  el reloj, que nunca  vi funcionar, y daba el nombre  de La Torre al  edificio y a todo su entorno. La escalera tenia un primer tramo de unos 13 -14 escalones con un pequeño rellano que facilitaba  el giro a la derecha del segundo tramo formado por unos 7-8 escalones más. Al lado, un espacio ajardinado comprendido por una pared de piedras de algo mas de un metro de alta  y de una profundidad de tres o cuatro metros hasta la pared de la casa que iniciaba la primera de un grupo de viviendas.  Entre otras, se encontraban la panaderia, la escuela de doña Celia y la casa de Alfredo el curandero.
                       La escalera  formaba parte importante en los juegos infaniles de los niños que viviamos  en los contornos de La Torre. Competiamos a ver quien saltaba mas escalones de golpe,subiamos y bajabamos de forma continuada , nos escondiamos detrás de ella, nos columpiabamos en su baranda,…. Le dábamos toda la utilidad que la imaginación juguetona de  la edad podía crear. Era el  objeto de juego que sustituia a los aparatos de los parques infantiles actuales.
                        De las muchas veces que subí y bajé la escalera de La Torre, de una de las ocasiones  guardo un recuerdo especial porque pudo tener  fátidicas consecuencias.
                        Como cada tarde despues del colegio, merendar y estudiar la lección para el día siguiente, saliamos a la calle a jugar,  y ¿a dónde íbamos?.......¡A La Torre! Allí  seguro nos encontrariamos con  alguno de los amigos de la pandilla y poco a poco se irian añadiendo  el resto, que según los dias, éramos más o menos. Aquella tarde, además de los amigos de siempre, Ignacio, Ezequiel, Pepito , Pascasio y alguno más, tambien estaba Lita la hermana de Ignacio, Aguedita hermana de Pepito, ambos nietos de Lucia Morales y algunas niñas más que no recuerdo.
                         No jugábamos a nada en concreto aún, estabámos algo dispersos pensando a qué podriamos jugar   con la participación de las chicas.  Mientras se decidía como pasariamos la tarde y cual seria el juego,un grupo de los que allí estábamos, no recuerdo exactamente cuantos  pero si que iba Pepito, su hermana Aguedita, uno de los dos  Ignacio o Ezequiel  y yo, subiamos y bajabamos por la escalera  que conducia a la terraza, y a medio de ella, saltábamos  5  - 6 escalones según las posibillidades de cada uno, compitiendo  por quién saltaba más.
                        Llevábamos un rato con los saltos  y una de las veces,  estando todos en la escalera a distinta altura de ella siendo Aguedita y yo los que, en ese momento, estábamos casi a la altura de la azotea, mientras los otros se disponian a dar la tanda de saltos,cuando, de pronto, alguien de los que no participaban gritó: ----¡¡¡Corran que viene Valerio el guardia!!! ---- Valerio se acercaba a pasos acelerados, con la porra en la mano, mientras nos  amenazaba con darnos una “polvasa”, cosa que siempre decia y nunca cumplia.
                         Los que estaban entre el primer tramo  de los escalones, saltaron como pudieron para quitarse de en medio  cuanto antes,quedando yo y detrás mio, Aguedita, atrapados en lo mas alto de la escalera. Aguedita que era mayor que yo unos años, me azuzó para que bajara rápido, cosa que hice hasta el rellano saltando de dos en dos los escalones,pero al intentar bajar mas rápidamente acuciado por los  empellones que me daba Aguedita  y un paso en falso en el primer escalón de la parte alta, me precipité escalera abajo dando volteretas hasta llegar al suelo, golpeándome la cabeza  en la base de cemento que sujetaba la escalera. Sólo logré  oir un grito y un ¡¡Se ha “esnucao”!!............. Cuando recuperé el conocimiento  me encontré en los amorosos y dulces  brazos de mi angustiada y querida madre y rodeado de  mis hermanos , amigos,  vecinos y no recuerdo si el médico, que  respiraron felizmente al comprobar que solo habia sido un susto, eso si, ¡un  tremendo susto!  
                             Entre mi tribulacíon y la pérdida del sentido, no tengo claro que pasó despues, ni durante mi estado cataléptico, solo recuerdo un fuerte dolor  en mi cabeza  y una venda  rodeándola  y apretando  una moneda que hacía presión en un hermoso chichón  que tardó algunos dias en desaparecer.



                                                                 Continuará ……

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