El edificio conocido por La Torre era en realidad una escuela, pero durante el tiempo que vivi en San Andrés nunca la vi cumpliendo su función como tal,bueno,miento, el ultimo año de mi estancia alli se iniciaron las clases para niños y niñas ya que habia dos grandes aulas. Todo el tiempo que estuvo cerrado,sirvió como lugar de encuentro para todos los crios que vivianos próximos al edificio y que formabamos la pandilla de La Torre, rivales de la Villa Arriba que la formaban los que vivian por el puente de la carretera de Taganana y la Villa Abajo, compuesta por los que vivian próximos a la playa,
También a su alrededor giraban la mayoria de los juegos habituales y hasta el propio edificio era partícipe de nuestros juegos.
En el lateral izqdo. del colegio, existia una escalera de madera que subía a la azotea donde se situaba la torreta con el reloj, que nunca vi funcionar, y daba el nombre de La Torre al edificio y a todo su entorno. La escalera tenia un primer tramo de unos 13 -14 escalones con un pequeño rellano que facilitaba el giro a la derecha del segundo tramo formado por unos 7-8 escalones más. Al lado, un espacio ajardinado comprendido por una pared de piedras de algo mas de un metro de alta y de una profundidad de tres o cuatro metros hasta la pared de la casa que iniciaba la primera de un grupo de viviendas. Entre otras, se encontraban la panaderia, la escuela de doña Celia y la casa de Alfredo el curandero.
La escalera formaba parte importante en los juegos infaniles de los niños que viviamos en los contornos de La Torre. Competiamos a ver quien saltaba mas escalones de golpe,subiamos y bajabamos de forma continuada , nos escondiamos detrás de ella, nos columpiabamos en su baranda,…. Le dábamos toda la utilidad que la imaginación juguetona de la edad podía crear. Era el objeto de juego que sustituia a los aparatos de los parques infantiles actuales.
De las muchas veces que subí y bajé la escalera de La Torre, de una de las ocasiones guardo un recuerdo especial porque pudo tener fátidicas consecuencias.
Como cada tarde despues del colegio, merendar y estudiar la lección para el día siguiente, saliamos a la calle a jugar, y ¿a dónde íbamos?.......¡A La Torre! Allí seguro nos encontrariamos con alguno de los amigos de la pandilla y poco a poco se irian añadiendo el resto, que según los dias, éramos más o menos. Aquella tarde, además de los amigos de siempre, Ignacio, Ezequiel, Pepito , Pascasio y alguno más, tambien estaba Lita la hermana de Ignacio, Aguedita hermana de Pepito, ambos nietos de Lucia Morales y algunas niñas más que no recuerdo.
No jugábamos a nada en concreto aún, estabámos algo dispersos pensando a qué podriamos jugar con la participación de las chicas. Mientras se decidía como pasariamos la tarde y cual seria el juego,un grupo de los que allí estábamos, no recuerdo exactamente cuantos pero si que iba Pepito, su hermana Aguedita, uno de los dos Ignacio o Ezequiel y yo, subiamos y bajabamos por la escalera que conducia a la terraza, y a medio de ella, saltábamos 5 - 6 escalones según las posibillidades de cada uno, compitiendo por quién saltaba más.
Llevábamos un rato con los saltos y una de las veces, estando todos en la escalera a distinta altura de ella siendo Aguedita y yo los que, en ese momento, estábamos casi a la altura de la azotea, mientras los otros se disponian a dar la tanda de saltos,cuando, de pronto, alguien de los que no participaban gritó: ----¡¡¡Corran que viene Valerio el guardia!!! ---- Valerio se acercaba a pasos acelerados, con la porra en la mano, mientras nos amenazaba con darnos una “polvasa”, cosa que siempre decia y nunca cumplia.
Los que estaban entre el primer tramo de los escalones, saltaron como pudieron para quitarse de en medio cuanto antes,quedando yo y detrás mio, Aguedita, atrapados en lo mas alto de la escalera. Aguedita que era mayor que yo unos años, me azuzó para que bajara rápido, cosa que hice hasta el rellano saltando de dos en dos los escalones,pero al intentar bajar mas rápidamente acuciado por los empellones que me daba Aguedita y un paso en falso en el primer escalón de la parte alta, me precipité escalera abajo dando volteretas hasta llegar al suelo, golpeándome la cabeza en la base de cemento que sujetaba la escalera. Sólo logré oir un grito y un ¡¡Se ha “esnucao”!!............. Cuando recuperé el conocimiento me encontré en los amorosos y dulces brazos de mi angustiada y querida madre y rodeado de mis hermanos , amigos, vecinos y no recuerdo si el médico, que respiraron felizmente al comprobar que solo habia sido un susto, eso si, ¡un tremendo susto!
Entre mi tribulacíon y la pérdida del sentido, no tengo claro que pasó despues, ni durante mi estado cataléptico, solo recuerdo un fuerte dolor en mi cabeza y una venda rodeándola y apretando una moneda que hacía presión en un hermoso chichón que tardó algunos dias en desaparecer.
Continuará ……
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